¿Qué significan esas manzanas rojas en las puertas de las habitaciones de los pacientes del Martin Luther King, Jr. Community Hospital (MLKCH)? La respuesta tiene que ver con salvar vidas y ser pionero en nuevas y mejores formas de atender algunos de los casos más complejos de la atención médica. También tiene que ver con una joven y apasionadamente comprometida enfermera llamada Diane Fortin.
Diane, de 36 años, trabaja en el turno de noche en la tercera planta del MLKCH. Su trabajo consiste en atender a los pacientes del departamento "Médico-quirúrgico/Telemetría", es decir, a los enfermos agudos que se recuperan de una intervención quirúrgica o que padecen enfermedades cardíacas o complicaciones de la diabetes.
La mayoría de estos pacientes proceden del sur de Los Ángeles, una de las comunidades con más carencias médicas del país. Este tipo de pacientes constituye la vocación de Diane. Como ellos, creció en una comunidad desfavorecida de Naples, FL. No la Naples de las casas de playa de millones de dólares y los jubilados ricos, sino la otra Naples, en la que viven los encargados de la limpieza de casas, los camareros y los jardineros con bajos ingresos, con "la misma falta de educación y de confianza que en el sur de Los Ángeles, y la misma falta de acceso a una atención de alta calidad", recuerda Diane. “Podía verme reflejada”.