Los médicos llegaron en leggings, chaquetas polares y licra transpirable. Los fisioterapeutas y enfermeros se ataron los cordones de las zapatillas y se pusieron manos a la obra: derrotaron a sus oponentes al otro lado de la red de pickleball y recaudaron fondos para proporcionar atención médica a los pacientes sin techo de su comunidad.
Era una imagen que se le había ocurrido a la asociada médica de MLKCH, Nicole Babaran, solo dos meses antes. “De niña nunca practiqué ningún deporte, pero mis amigos del hospital me inspiraron para jugar al pickleball”, dice Nicole. En agosto de 2023, Nicole y su esposo fueron a las canchas con sus compañeros de trabajo y pronto se enamoraron de los aspectos físicos y sociales del pickleball. El pickleball, que se juega en una cancha de un cuarto del tamaño de las de tenis, consiste en utilizar paletas y pelotas de plástico parecidas a las de Wiffle, con técnicas similares a las del tenis, el bádminton y el tenis de mesa. Con su suave curva de aprendizaje, este deporte permitió a Nicole liberar estrés tras largas jornadas en el hospital, donde su carga de trabajo a menudo la acercaba a la dura realidad de los pacientes del sur de Los Ángeles que carecen de atención médica. Ella y su esposo pronto empezaron a frecuentar las canchas de los alrededores de su hogar en Anaheim y a hacer nuevos amigos.
Nicole había crecido en el valle de San Fernando, en Los Ángeles, pero se trasladó al este, a Connecticut y Massachusetts, durante unos años para estudiar medicina y empezar su carrera. Pero siempre supo que quería volver a su hogar y poner en práctica sus conocimientos en una comunidad desatendida, donde, como dice Nicole, “podemos ayudar a mucha gente de múltiples maneras”. También sabía que quería echar raíces en la zona de Los Ángeles. Durante los últimos seis años se dedicó precisamente a eso en MLKCH; trabajar en todos los pisos del hospital le dio la oportunidad de entablar amistades y crear una comunidad en todo el sistema de atención médica.