Para ella, ser una enfermera-partera es un trabajo soñado
El bebé ya estaba por llegar. La luz era tenue. Mientras su nieta estaba en trabajo de parto, la abuela inclinó su cabeza y se puso a rezar.
"Fue muy inspirador", dijo Cathy Berkovitz. "Nos llenó de una energía positiva que se mantuvo durante todo el parto".
"Esos momentos son los que hacen que ser enfermera-partera valga la pena", dice Cathy.
Cathy dice que tiene el trabajo que siempre soñó en el hospital. Cathy es una partera-enfermera certificada o CNM (Certified Nurse-Midwife). Las parteras-enfermeras certificadas son enfermeras que realizaron una capacitación especial para asistir a las mamás durante el embarazo y el parto.
Cathy es una de las cinco CNM que trabajan para brindar un servicio de cobertura las 24 horas en la sala de maternidad de nuestro hospital.
"Me apasiona ayudar a las mujeres a estar saludables", dice Cathy. "Los bebés no pueden hablar, así que quiero ser su voz. Quiero colaborar para que las mamás ayuden a sus bebés y brindarles el mejor comienzo posible para sus vidas".
La mamá de Cathy fue madre soltera. Su mamá se esforzaba mucho todos los días para hacer que el dinero alcance y vivían en un pueblo pesquero de la zona rural de Wisconsin. Debido a su infancia, ella explica que "sabía que quería ayudar a las personas de bajos recursos".
Cathy posee una Maestría en Ciencias de Enfermería o MSN (Master of Science in Nursing).
Cathy piensa que el Martin Luther King, Jr. Community Hospital (MLKCH) brinda uno de los mejores servicios en el área de maternidad, no solo en Los Ángeles, sino también en toda la nación.
"Lo que hacemos en este pequeño hospital comunitario es lo que todos los demás hospitales deberían estar haciendo", explica. "Confiamos en el proceso. Somos pacientes. No nos apuramos. Les brindamos a las mamás el tiempo que necesitan para dar a luz a sus bebés".
Las parteras les permiten a las mujeres tomarse el tiempo que necesiten para hacer el trabajo de parto. Evitan el uso de hormonas artificiales e instrumentos quirúrgicos para acelerar las contracciones. Esta es una de las razones por las cuales el MLKCH tiene una de las tasas más bajas de cesáreas realizadas en todo el país. En el año 2017, nuestra tasa de cesáreas realizadas fue del 12.7 % en comparación con el promedio nacional del 27.1 %.
"Usamos métodos que se han estudiado y que resultan ser más seguros para la mamá y para el bebé", dice Cathy.
Entre esos métodos se incluyen los siguientes:
- contacto directo entre la mamá y el bebé inmediatamente después del nacimiento
- retraso del pinzamiento del cordón para mantener el vínculo nutricional entre la mamá y el bebé
- trabajo de parto seguro y sin presiones que evita el uso de técnicas artificiales para tratar de acelerar el parto
- turnos de 24 horas para que la mamá siempre esté cuidada y contenida
- iluminación tenue en las salas de parto para tranquilizar a las nuevas mamás y sus bebés
Nuestros centros son otro punto importante.
"Este es un hospital completamente nuevo", explica Cathy. "Las salas de parto son amplias, con colores cálidos y agradables. Son más acogedoras que las de muchos lugares en los que trabajé".
Lo mejor de todo, dice Cathy, es que el personal de la maternidad del MLKCH se convirtió en un grupo de amigos y familia.
"Tenemos una relación laboral muy cercana, nos ayudamos y confiamos unos en otros. Si existe la confianza entre nosotros y nos ayudamos, podemos tener la seguridad que necesitamos para hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible. Eso es lo que aporta fortaleza a nuestro grupo de trabajo".