En el estacionamiento de Lueders Park en Compton, adyacente a un dilapidado parque de caravanas y a Louis II Burgers Drive-Thru, se está gestando una pequeña revolución en el cuidado de la salud.
Al lado de una gran camioneta Ford Transit gris, hay tres pequeñas tiendas blancas con el emblema del Martin Luther King, Jr. Community Hospital (MLKCH). En la mesa del bufé hay una pila de bocadillos saludables. Cerca de allí, las mesas atraen con falsas monedas doradas y plateadas, joyas brillantes de todo por un dólar, cajas de crayones, calcomanías y una mesa que muestra fotografías de celebridades que van desde Will Smith a la Madre Teresa. Parece una zona de manualidades para niños, y la idea es divertirse; pero con el objetivo de resolver un grave problema.
Compton, y el sur de Los Ángeles en general, es una de las zonas más carentes de servicios médicos del país. Expertos del MLKCH estiman que el área de servicio del hospital tiene una brecha de 1,200 médicos; las comunidades norteamericanas promedio tienen 10 veces más médicos que esta zona. Un tercio de la población dice tener dificultades para encontrar un proveedor o recibir atención. Las muertes por diabetes y complicaciones cardíacas duplican a las del resto del condado.