Aspiraciones de astronauta, innovaciones cardíacas

Collage de médicos atendiendo a pacientes

Si las complejidades del corazón humano no parecen inquietar al Dr. James Pinney, quizá tenga algo que ver con su primer amor en las ciencias: el espacio. De niño, veía que el cosmos albergaba misterios y un sentido de la escala que le abrumaba al saber lo pequeño que era, una sensación poco frecuente en alguien que llegaría a medir casi seis pies y medio. 

Para cumplir su sueño de ser astronauta, el Dr. Pinney se inclinó por la bioingeniería, pensando que alguien que entendiera la ingeniería y la mecánica del cuerpo humano podría ser útil, por ejemplo, en una misión tripulada de la NASA a Marte. Pero pronto se dio cuenta de que había otras razones para dedicarse a este campo: lo que empezaba en el laboratorio como un proyecto de investigación podía acabar mejorando enormemente la calidad de vida de una persona e incluso marcar la diferencia entre la vida y la muerte. 

Ingresó en un riguroso programa de doctorado en medicina en la Universidad de California en San Francisco. A partir de ahí, completó una residencia en medicina interna y una especialización en cardiología en la Universidad de California en Los Ángeles. Tras 14 años de una de las formaciones médicas más prestigiosas del país, el Dr. Pinney se convirtió en cardiólogo de MLK Community Medical Group. Lleva más de dos años atendiendo a nuestros pacientes en el sur de Los Ángeles. 

Solo soy una pequeña pieza de algo más grande.

Dr. James Pinney

En ese tiempo, el Dr. Pinney comprobó de primera mano cómo los problemas más comunes que atiende en nuestra comunidad (obesidad, hipertensión arterial, diabetes) están relacionados con la salud cardíaca. Es, como les gusta bromear a los cardiólogos, una de las razones por las que nunca se quedarán sin trabajo. Pero la magnitud de los problemas cardiovasculares en el sur de Los Ángeles es muy grave. Los pacientes de la comunidad sufren insuficiencia cardíaca a una tasa 1.5 veces superior al promedio estatal. En muchos casos, llegan al consultorio del Dr. Pinney tras una visita inicial al Departamento de emergencias de MLKCH. A menudo, sus problemas cardiovasculares ya se encuentran en una fase avanzada: alto riesgo de ataque cardíaco o insuficiencia cardíaca total.  

A través del sistema de salud MLK, pueden acceder a una atención continuada y de seguimiento, con los mismos médicos que vieron en el hospital. La continuidad de la atención que se extiende desde emergencias hasta el médico de atención primaria o un especialista como el Dr. Pinney es esencial para garantizar que los pacientes reciban la atención que necesitan. 

“A los pacientes puede resultarles difícil saber a quién acudir, determinar las derivaciones y los tiempos de espera”, dice el Dr. Pinney. “Pero si se les puede decir: ‘Venga a verme a la clínica que está al otro lado del estacionamiento’, es mucho más probable que hagan un seguimiento”.

A diario atiende a pacientes que están motivados por mejorar su salud, pero a los que a menudo no se les ofrecen los recursos ni la formación necesarios. “La gente se motiva cuando se le ofrecen formas para dejar de fumar, o programas de control de peso y alimentación. Hasta ahora no se les habían ofrecido estas herramientas, pero cuando ven que se pueden poner de acuerdo con los médicos, saben que cuentan con el apoyo necesario”. 

Para desarrollar las relaciones personales que motivan a los pacientes hay que generar confianza, y eso lleva tiempo. El Dr. Pinney suele dedicar entre 30 y 40 minutos a cada uno de sus pacientes, el doble de lo que se asigna a las visitas típicas en otros sistemas de atención médica. Es el tiempo que se necesita para organizar adecuadamente los servicios de traducción, hablar con los familiares y entablar una charla trivial. El Dr. Pinney afirma: “[Tomarse el tiempo necesario] determina la forma en que los pacientes interactúan con uno. No se trata solo de darles una pastilla y dejar que se vayan”. En una comunidad con una larga historia de desconfianza en los sistemas de atención médica, esos minutos extra dan a los médicos la oportunidad de demostrar su compromiso en la atención a sus pacientes. 

Los sueños del Dr. Pinney de convertirse en astronauta no se esfumaron del todo. Sigue intentando ver más allá de los cielos nocturnos contaminados por la luz de Los Ángeles para observar sus constelaciones favoritas. Pero la magnitud de los problemas contra los que lucha está ahora firmemente asentada en la Tierra: la necesidad urgente de recursos cardiovasculares en el sur de Los Ángeles sigue creciendo. La escasez de médicos significa que en la comunidad hacen falta tanto como 1,500 médicos. Dos cardiólogos gestionan la carga de casos de la clínica, pero el Dr. Pinney sueña con que el departamento crezca e incluya más cardiólogos, enfermeros practicantes en cardiología, electrofisiólogos que puedan trabajar con marcapasos, farmacéuticos especializados en cardiología que puedan ayudar con el control de la medicación y mucho más. 

La reciente apertura de un laboratorio de radiología intervencionista y cateterismo cardiaco ayudó a aliviar parte de la carga, al permitir a los pacientes someterse a pruebas diagnósticas en el mismo lugar. Pero se necesitan más recursos. 

Para el Dr. Pinney, el atractivo del espacio lejano siempre fue la sensación de que “solo soy una pequeña pieza de algo más grande”. Quizá pueda decirse lo mismo de su función cuidando de los corazones de los pacientes y luchando por una atención médica de calidad para el sur de Los Ángeles. 

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