El Dr. Fonsworth ofrece la misma ayuda que él recibió
A veces, las personas aparecen en nuestras vidas en el momento indicado. Cuando nos encontramos luchando contra las drogas o el alcohol. Cuando sufrimos ansiedad o depresión.
A veces, cuando solo tenemos dos semanas de edad.
La abuela adoptiva de PK Fonsworth, Ethel Watanabe, tenía 65 años cuando conoció al bebé PK Fonsworth y lo eligió para criarlo.
“Todavía no sé por qué lo hizo”, comenta el Dr. Fonsworth, el primer psiquiatra especializado en adicciones del MLKCH. “Cambiamos rotundamente nuestras vidas”.
Corría el año 1980 en las Filipinas, a un mundo entero de distancia del sur de Los Ángeles. Ethel era una estadounidense de origen japonés que tenía su propio salón de belleza. La madre biológica de PK era una mujer de la localidad que no podía hacerse cargo de su hijo y sintió que él se merecía algo mejor.
Ethel decidió ayudarla y adoptó a su hijo.
Su amor, devoción y lucha apartaron al pequeño de la pobreza y lo condujeron hacia una vida exitosa.
Su ejemplo es lo que motiva al Dr. Fonsworth a ayudar a las personas que están luchando contra la adicción o que se encuentran sumergidas en la pobreza y sin hogar.
“Hay una parte de mi trabajo en el MLKCH que no es nueva para mí”, dice el Dr. Fonsworth. “Conozco lo que es la adversidad”.
“Cueste lo que cueste”
Cuando él tenía 10 años, PK y Ethel se mudaron a los Estados Unidos para que él pudiera acceder a una mejor educación. Ethel tenía un plan.
“Su objetivo era que yo ingresara a la universidad, cueste lo que cueste”, afirma el Dr. Fonsworth. El objetivo específico de Ethel era conseguir una beca completa para PK. Para ese entonces, ella ya había cumplido 70 años. Ellos subsistían gracias al pago del cheque del Seguro Social de ella, que representaba una pequeña suma, y de lo que PK ganaba haciendo pequeños trabajos después de la escuela. “Era un pensamiento mágico”, recuerda el Dr. Fonsworth. “Pero ella estaba determinada a lograrlo”.
Ambos vivían en un garaje acondicionado como habitación detrás de una casa. Las ventanas estaban cubiertas de hiedras. No contaban con dinero suficiente para tomarse vacaciones ni para practicar deportes después de la escuela, ni siquiera para comprar ropa nueva para ir a la escuela. Pero como él era un niño que no conocía otra cosa mejor y se encontraba bajo el cuidado de un alma caritativa, no la pasaba tan mal. “Cuando crecí me di cuenta de que esas no eran las mejores circunstancias”, comenta.
Una cajera de Safeway fue la segunda persona que decidió ayudarlo. Ella vio al jovencito y a su abuela haciendo las compras y les ofreció llevarlos a casa. Cuando vio las condiciones en las que vivían, decidió ayudarlos. Al principio, les compró alimentos. Después, ella se convirtió en otro miembro de la familia.
Luego, PK obtuvo una beca completa para asistir a la Universidad de California en Berkeley.
Más tarde, el cáncer se apoderó de la vida de su abuela.
Ella falleció cuando él se encontraba cursando el primer año de la universidad. Pero, antes de morir, ella supo que había logrado exitosamente su objetivo, después de casi dos décadas de esfuerzo, de encaminar a su nieto hacia una vida exitosa.
“La universidad...para ella significó algo así como entregarme al cuidado de una segunda madre. Ella sintió que me dejaba al resguardo de una verdadera alma mater, una madre de la cual podría sacar provecho y obtener la posibilidad de tener un futuro”.
Devolver la ayuda
Actualmente, la misión del Dr. Fonsworth es brindarles a otros la misma ayuda que él recibió.
Los psiquiatras especializados en adicciones son pocos y difíciles de encontrar. El Dr. Fonsworth nos cuenta que solo unos pocos, entre dos y seis, se gradúan cada año en el sur de California, una zona con 24 millones de habitantes. En el sur de Los Ángeles, él es uno de unos pocos psiquiatras que se especializan en el tratamiento de las adicciones. Él debe ser el único en el sur de Los Ángeles que es mestizo y habla español.
“Me brinda la oportunidad de trabajar con personas de bajos recursos y es una ocasión que me permite hablar español todos los días”, comenta el Dr. Fonsworth. “Además, desde mi propia experiencia de lo que significa moverse entre dos mundos, uno privilegiado y otro no tanto, he desarrollado un sentido de pertenencia con esta comunidad. Mi pasado y la capacitación que recibí dan fe de lo mucho que me importan las personas”.
El sur de Los Ángeles tiene la tasa más alta de sobredosis por consumo de drogas o alcohol de todo el condado de Los Ángeles. Tiene la segunda tasa más alta de ebriedad y de uso inadecuado de medicamentos recetados. Tiene la mayor cantidad de ingresos a la sala de emergencias por problemas de salud relacionados con el consumo de marihuana en jóvenes y adultos jóvenes. También, tiene un déficit crítico de proveedores de atención médica en comparación con zonas más adineradas. Los psiquiatras son aún más escasos.
Este es el mensaje del Dr. Fonsworth para sus pacientes: estoy aquí para ayudar.
“Si usted es alguien que creció en una situación de marginación extrema, es probable que piense que así es el mundo. Que no se merece nada mejor. La buena noticia es que existen personas que se preocupan mucho y que dedican su vida a ayudar a personas como usted”.
Él recuerda siempre a su abuela y a la ayuda que le brindó hace ya tantos años.
“Ser de ayuda para otras personas, como psiquiatra especializado en adicciones, es algo que me nace desde lo más profundo de mi ser”.